"Asignó Dios a cada sexo sus destinos, y conforme a ellos les dotó de aquellas propiedades que les convenían: al hombre le dio la fuerza, a la mujer la perspicacia... Pero de esto no se arguye desigualdad, pues no se halla en ninguna parte que prohibiese el que mandara soberanamente, pues vemos y se han visto en todos tiempos reinos gobernados por mujeres con mucho acierto y felicidad."
"Muchos hombres nos tratan o como criaturitas destinadas únicamente a su recreo y a servirlos como esclavas, o como monstruos engañosos que existen en el mundo para ruina y castigo del género humano. ¡Injusticia fuerte! ¡Notable desvarío! Digan los hombres lo que quieran, las almas son iguales."