"No puedo sufrir con paciencia el ridículo papel que generalmente hacemos las mujeres en el mundo, unas veces idolatradas como deidades y otras despreciadas aun de hombres que tienen fama de sabios. Somos queridas, aborrecidas, alabadas, vituperadas, celebradas, respetadas, despreciadas y censuradas... Me quejo de la injusticia de los hombres con nuestro sexo, porque a la verdad me sobran razones; pero también es cierto que nosotras, por no saber usar de las ventajas que nos concedió la naturaleza, nos hemos constituido en este infeliz estado."
"Sí, nosotras tenemos la culpa. Fuimos criadas para el noble destino de madres respetables de familia y esposas que con la afabilidad del trato ayudasen a sus consortes a llevar la pesada carga de los cuidados de esta vida, y aquellas cuyo genio y circunstancias separan del yugo del matrimonio están destinadas a conservar el buen orden en la casa de sus padres, hermanos y parientes, pues dificilmente se encontrará casa bien gobernada y arreglada que no lo sea por una mujer."
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